La espada aguarda en su funda
A cada lado una de las lenguas candentes del acero
Cargada y lista
Como quien no quiere la cosa
Prepara la última estocada
Ahogada por el doble filo de la rabia
Para perforar a la rosa agonizante
Que ante la visión del peligro se deshoja
Y desenfunda la vaina escondida entre sus pétalos.
¿Quién saldrá a su encuentro?
De tragedias contenidas en la pena
Deseosas de hacer el cuento
De como se salvaron en el último segundo
Mutilando tras de sí el porvenir dudoso
Que dibujaban con letras de destino
Mis pasos errantes en la arena
Del desierto traicionado
Presuroso de lucir nuevos estandartes
Chocarán muchas veces las espadas,
Y las chispas que salten
Alumbrarán sin proponérselo
La mañana sombría donde fallaste a tu palabra
Y todavía me faltas alrededor de la cicatriz
Donde el puñal atravesó como esquirlas en el pecho
Para dejar en su recuerdo una herida reacia a sanar
Hasta que te desangres
E inicie la próxima batalla
En la que ya no estaré.
(José Manuel Lapeira Casas)
Imagen: es.dreamstime.com
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