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Mostrando las entradas etiquetadas como Poesía

Mejilla seca

Tomo asiento en la calle Que antes de ayer no existía Y veo pasar rostros Que no son mis rostros Y miradas Que no son mis miradas. Quiero preguntar Si acaso eres tú, ¿Me reconoces? Mientras una desconocida Guiña un ojo, Sonríe, dice adiós Y se pierde entre el resto. Pongo ceño arrogante, Bebo un sorbo, Prendo el siguiente cigarro, Alguien me ve, Se asombra, da la mano un beso... Hace años que un hombre No me besa el rostro. La última vez, Miami tenía menos gente, España, Uruguay, México, Chile... Los hombres que besaban mi rostro Se marcharon un día Y al siguiente Prometieron no volverme a besar. Creo entenderlos Y hasta los perdono. Quizás, yo mismo no les volvería a dar   el cuero de mi mejilla, Mas sería mentir Gruñir que no los quiero. Regresé... y no me encuentro. Ni los... Y hasta los gatos de mi vieja casa Parecen tener Más casa Cuando en un tiempo Inmóviles quedan Y al segundo Corren, Como gritando: Tú quién eres. ME

A quién le importa cuánto cuesta un ala

De mí se espera mucho: que me mida la pasión, que la regule. Que siga los pasos de quien más suerte tuvo entre los últimos diez o quince o treinta que anduvieron por mis chanclas. Me conocen tanto, que regularmente debo, para saber quién soy, ir a revisar sus ojos y sus lenguas. Allí también, rebobinando un poco, encontrarán ustedes la versión oficial, esa que vale, de las cosas que he hecho: mis motivos, egoísmos, cinismos, fracasos… Casi que pedir permiso tengo para respirar en la siguiente dirección. Y he descubierto que me temen y que, piadosamente, me convidan a tenerme miedo… Dejen en paz al gorrión, que ya él pagará el precio de ignorar migajas por batir libélulas y camaleones. De sobra sabe                          que se juega el ala. Texto: Mario Ernesto Almeida

Comer mierda con la poesía

Por Mario Ernesto Almeida Los actores, pude ver, son un poco comemierdas con la poesía. Les interrumpen una puesta en escena y, cuando logran volver a las tablas, aunque hayan transcurrido años, retoman la obra por donde mismo los obligaron a dejarla. La poesía, a veces, son esas pequeñas comeduras de mierda, mierda que marca y mitifica. Quizás se encuentre ahí la causa de que mierda le deseen, incluso en demasía, a todo el que está a punto de abordar un escenario. No hay tablado sin poesía y cuando lo hay… es muy probable que no valga la pena. Cuando se sube hay que llevarla a cuestas sin importar lo que se vaya a hacer allá arriba: Ballet, música, cualquier otra danza, teatro… Si no vas a leerle un poema a la gente, no te subas. Si no vas en busca de la mueca en los rostros –no con la vanidad de verla, sino con la vocación de servicio que constituye provocarla–, mejor no salgas del espejo de tu baño. Sobre las tablas hay que provocar preguntas, hacer pensar, reír, llorar,

Quisiera

(Gerardo Alfonso) Nunca falta el tiempo de empezar, nunca el riesgo se corre de más aunque todo parezca ya sin sentido, ya no sé si volvamos amar, nunca sé cuándo vas a pasar, estoy viviendo en un mundo desconocido, si no pudiera verte más en el camino, si no quedara solución… Quisiera que este canto y este amor dieran contigo, que caigan las paredes de lo prohibido, que toda tu salud y tu bondad tengan un nido, quisiera… La distancia nos va a separar, la distancia nos va a separar porque tiene poderes definitivos y creer que se puede esperar es besarse a través de un cristal donde solo se siente silencio y frío, si no pudiera verte más en el camino, si no quedara otra solución, Quisiera que este canto y este amor dieran contigo, que caigan las paredes de lo prohibido, que toda tu salud y tu bondad tengan un nido, quisiera, quisiera, quisiera… Imagen: Cubasí

Miserable oferta

Por: Mario Ernesto Almeida Bacallao  ___________ Aunque me adviertas débil y supongas que el vencerme sea sencillo, aunque mis dientes amenacen con desaparecer antes de tiempo y mis manos, huesudas, anuncien con temblor el ansia, te prometo no caer. Por mi sangre corren los ya no muertos, dispuestos todos, y todas, claro está, a tomar por suyas mis manos y por suyos mis dientes y por suyos mis ojos. Sin alardes de macho proveedor, saldré a la caza y la pesca, sembraré un árbol o cuatro o dieciséis y regresaré a la cueva con algo entre las manos, manos apenas mías que ya ni débiles serán, como yo, que tampoco seré débil para entonces. Calculando tiempos agrios, miserablemente eso te ofrezco: la supervivencia. De los pasajes de avión, la carne de unicornio y el clima nevado para noches de lava... tendrás que ocuparte tú, aunque a mi abuelo, el viejo cromañón, la honra le duela. Tuyo nunca, camarada.            Pero siempre                    

Soneto para un gato público

Por Mario Ernesto Almeida Bacallao __________ Tengo un gato, qué alarde, un gato tengo que se filtra como agua entre tejados... gato diurno, nocturno y descarado que usurpa mi comida y no retengo. Enamorándome del gato vengo, gato que en mi puerta al mediodía maulla, que da poco cariño y mucha bulla; así es el gato que en verdad no tengo. Y es que ¿quién soy para decir que un gato que a mis caricias solo cede a ratos es propiedad de mi persona insulsa? Sé que en el barrio nadie "tiene" al gato, aunque suele volverse un garabato, entre los pies de todo el que lo endulza.

Aquí estamos...

La chica de alquiler, el pelo en la mejilla, las nubes en los ojos, alguna que otra silla ; sillas que te invitan a mirar p’al la’o, la navaja de un tipo parte otro costa’o. Acostados en su trono están algunos tipos que te dicen: “Aguanta, lo peor no lo has visto”. Los ojos de tus hijos frente a las vidrieras, el café de un amigo, el canto de mi abuela. Oooooh, oooh, oooh jey ye la-la, oooooh, oooh, na na na ye la-la. Oooooh, oooh, oooh jey ye la-la, oooooh, oooh, na na na ye la-la. Aviones regresando con la pacotilla, nostalgias que regresan de la noche al día, los yumas tiran fotos donde más te humillan con lentes que no captan nuestra poesía. La prensa y la TV con la misma noticia: amanece Bagdad con una nueva herida. El mundo dando vueltas gira con la vida, de nuevo el mismo cuento de la bala perdida. Todo el mundo se pregunta quiénes somos y adónde vamos. A la luz a de los faroles, poetas y enamorados. Todo el mundo se pregunta quiénes somos y adónde vamos. Con los pies sobre l

Respuesta necesaria a una décima atrevida

Por Mario Ernesto Almeida ________ Alguien compartió en el siguiente grupo de Telegram  (muy bueno el grupo, por cierto) estas décimas que son, por lo bajito, atrevidas: Mis respetos para Arián por el intento de rima pero estoy yo en la tarima con mi traje de Alazán. Sus décimas creo que están dolidas por mi victoria. Le refresco la memoria: esto no es improvisado a Matanzas le he ganado ¡dos veces en esta historia! No se ponga complejista si le dicen "lagartija" ni por el chucho se aflija como humano pasionista. Salga a jugar optimista, exprese sus emociones. Sé que no tiene ya opciones pero respete al rival, que ha demostrado al final, que le sobran pantalones. Son campeones, es verdad, pero ha llegado el relevo, que les ganó cada juego con coraje y humildad. No lo escribo con maldad, hemos sido superiores. Y sin violar los honores demostramos desafiantes: que no somos elefantes, mucho menos leñadores. Y si les toca mañana  a ustedes el festejar los voy a felicitar con en

Incertidumbre de soldado

Soy soldado de una guerra sin saber ni el como ni el porqué, solo por haber nacido  donde nací. Cada día puede ser el último, cada día puede ser el primero.  He visto caer a los mejores guerreros y sobrevivir a los peores, he visto visto llorar a los más valientes y sonreír a los miedosos.  He visto quien no ha luchado nada y manda a todos, he visto quien muere luchando sin mandar a nadie.  Todos me dicen cómo luchar pero nadie me dice cómo ganar.  Ante mis ojos se desvanece la esperanza y surge mi instinto de supervivencia, nunca pensé llegar tan lejos, no quiero pensar que llegare hasta aquí. No sé por qué sigo luchando, no se si será mejor rendirse, no sé a quién escuchar ni por quién pelear.  Lo único que sé es que no quiero esta vida; quiero una vida... una vida digna de vivir. (José Orlando Cepero Gómez) Imagen: Pinterest

El cantar de las espadas

  La espada aguarda en su funda A cada lado una de las lenguas candentes del acero Cargada y lista Como quien no quiere la cosa Prepara la última estocada Ahogada por el doble filo de la rabia Para perforar a la rosa agonizante Que ante la visión del peligro se deshoja Y desenfunda la vaina escondida entre sus pétalos. ¿Quién saldrá a su encuentro? De tragedias contenidas en la pena Deseosas de hacer el cuento De como se salvaron en el último segundo Mutilando tras de sí el porvenir dudoso Que dibujaban con letras de destino Mis pasos errantes en la arena Del desierto traicionado Presuroso de lucir nuevos estandartes Chocarán muchas veces las espadas, Y las chispas que salten Alumbrarán sin proponérselo La mañana sombría donde fallaste a tu palabra Y todavía me faltas alrededor de la cicatriz Donde el puñal atravesó como esquirlas en el pecho Para dejar en su recuerdo una herida reacia a sanar Hasta que te desangres E inicie la próxima batalla En la que ya no estaré. (José Manuel Lap

Añoranzas de Ítaca

"Camarada vida, Vamos A caminar más rápido" Maiakoski Cada viaje -o premonición de lo infinito- Son los cantares épicos que nos juega la memoria Enfrascada en odiseas cotidianas. Tú y yo nos parecemos Islas rodeadas de mar o magma -depende de quién mire- Con las mámparas cerradas a las rachas y a las fisuras Las bisagras oxidadas a punto de ceder Para abrir paso a un gusto inconfesable por lo grotesco. Y está ahí el enemigo, Al acecho de la paranoia de las puertas y las plazas, En las letras desaliñadas de una pancarta descolorida, O en el rojo transmutable de la propaganda comunista Asfixiandose en su propia sangre, -O mejor aún- En un espía infiltrado bajo el buró de algún buen camarada del partido. ¿Y dónde están los amigos? -Se preguntarán algunos- Los amigos reposan las penas  Como quien descansa el almuerzo Sobre muebles de mimbre y estambre. De paso por la avenida, La ciudad es un laberinto de columnas y oraciones, Complementadas por averías ocasionales del espacio-tie

¿Cómo arderemos ahora?

Cómo arderemos ahora, Que no hay grandes montañas de paja Propensas a ser quemadas Por los guardianes ociosos de la llama. Ni hay tampoco cenizas de fénix Para reparar los empeños que no llegan ya A los tobillos sangrantes y descarnados. Cómo arderemos ahora, Que los consejeros del rey Se empeñan en torturar a todos aquellos que no crean En la voluntad celeste de sus causas Por esas insinuaciones del destino Que aún no estaba escrito En las tablillas de barro de los sabios eruditos y eunucos, De la vieja Sumeria. Cómo arderemos ahora, Que sufrimos de un hambre voraz Cuánto tiempo lleva escondiéndose el hambre De los puñales que perforan las lenguas desprevenidas ¿Siglos? Quizás, Tal vez un tiempo mayor Que esos "breves instantes en que no estás", Multiplicándose indefinidamente en el limbo. ¿Cómo arderemos ahora? Con estas heridas de veteranos de guerra, Dentro del cargamento de necios y otros nacidos para la batalla, Que regresa en la galera desde Creta, Fue tanta la euforia

Para Diana...

Como nube que se aleja, como barca en mar dormida, como quien se entrega y parte, como quien sonríe y mira. Como paloma en su vuelo divisando las campiñas, como quien no quiere estar si el dolor será su finca. Como quien presiente el miedo de la carne en plena riña. Como quien nos deja un cielo, una luna o una niña, así quedas y te vas, así te apartas erguida, la vida con sus caminos, que prosigan, miras linda. Te alejas y te repartes entre amigos y familia. Cada cual toma una parte. ¡Cada quien guarda tus risas! Texto: Lázara Bacallao González Foto: Cubadebate

No te salves

No te quedes inmóvil  al borde del camino  no congeles el júbilo  no quieras con desgana  no te salves ahora  ni nunca                           no te salves  no te llenes de calma  no reserves del mundo  sólo un rincón tranquilo  no dejes caer los párpados  pesados como juicios  no te quedes sin labios  no te duermas sin sueño  no te pienses sin sangre  no te juzgues sin tiempo pero si                 pese a todo no puedes evitarlo  y congelas el júbilo  y quieres con desgana  y te salvas ahora  y te llenas de calma  y reservas del mundo  sólo un rincón tranquilo  y dejas caer los párpados  pesados como juicios  y te secas sin labios  y te duermes sin sueño  y te piensas sin sangre  y te juzgas sin tiempo  y te quedas inmóvil  al borde del camino  y te salvas                      entonces  no te quedes conmigo. (Mario Benedetti) Pinterest

Sin miedo a las alturas

Óleo: Jeremy Mann A Yanara Si bien no me sofocan las alturas Confieso que me intimida Cuando te descubro en tu afán de sembrar maravillas Recogiendo el polvo cósmico Que nos ha dejado a su paso una estrella viajera. Y yo me quedo aquí en esta orilla, Desafiando cualquier espera, Con tal de encontrarme más allá del ocaso de mis noches Con el milagro limpio de tus labios. Déjame tallar en el panteón de tus recuerdos El precio de estos latidos efímeros Antecedidos por la fuerza telúrica de la sangre Que bombeas a mis venas Derramando el preludio de mil historias Que solo el viento conoce de memoria Y el rumor del rocío de la mañana En donde llega en misa y procesión Un suspiro hasta tu ventana. Líbreme el corazón ajeno De la burocracia de los sentimientos O de redundar en la resaca de otros amores Mucho menos pasionales Hasta que el mundo donde habito, Detenido a la espera de verte llegar, (Como un claro en el pantano de mis dudas) Pueda por fin reanudar. ¡Vamos! Subiendo a cuestas En la

Las puertas

“Cuando tus negras puertas se abren pausadas, graves” Arthur Rimbaud Óleo: Emilia Pablo Esteban Descansa aquí a la intemperie, Un portal a otro mundo, Invitando a decir cuando los miedos, Se acobardan por temor a las alarmas, Que proclaman la dulce paranoia, De las noches sin desvelos caducos. La puerta es un atajo de asuntos correlacionares, La retórica permanecerá intacta, Durante las incursiones profanas al léxico, De las misivas intrascendentes. La retórica nos salva del presente No somos más que una parte de la nada, Intentando ser un todo, Para no sentirnos aplastados, En medio de la nada, Un náufrago más en el mar. Flotan sobre mis párpados las visiones, De partículas incorpóreas, Cuando decido si dar un paso más, Hacia la dirección provocativa, Un ente irónico se apodera de mi cuerpo, Y las sonoridades que brotan de tu boca, Hacen vibrar mi alma como las bisagras de un pecado. (Texto: José Manuel Lapeira Casas)

La saeta

Imagen: 123RF Dijo una voz popular: «Quién me presta una escalera para subir al madero para quitarle los clavos a Jesús el Nazareno?» Oh, la saeta, el cantar al Cristo de los gitanos siempre con sangre en las manos siempre por desenclavar. Cantar del pueblo andaluz que todas las primaveras anda pidiendo escaleras para subir a la cruz. Cantar de la tierra mía que echa flores al Jesús de la agonía y es la fe de mis mayores. !Oh, no eres tú mi cantar no puedo cantar, ni quiero a este Jesús del madero sino al que anduvo en la mar! ( Antonio Machado ) Recibe nuestras crónicas y poemas a través de Telegram  

Tu Fantasma

Me decido a tararearte todo lo que se te extraña desde el siglo en que partiste hasta el largo día de hoy. Me acompaño de guitarra porque yo no sé de cartas y además ya tú conoces que ella va donde yo voy. Lo único que me consuela es que uso dos almohadas y que ya no me torturo cuando te hago trasnochar. Otro alivio es que en su árbol los pajaritos del alba siguen ensayando el coro con que te bienvenirán. El teléfono persiste en coleccionar absurdos. Embromarme sigue siendo un deporte universal y la puerta está comida donde la ha golpeado el mundo, cuando menos una buena parte de la humanidad. El cine de enamorados tuvo un par de buenas pistas. Nuestro cavaret privado sigue activo por su bar. Se nos sigue desangrando la llave de la cocina y yo sigo sin canciones, habiendo necesidad. Pueden ser casualidades u otras rarezas que pasan pero donde quiera que ando todo me conduce a ti. Especialmente la casa me resulta insoportable cuando desde sus rincones te abalanzas sobre mí. No exagero

Escena del crimen

 ***No hay evidencias ni certezas del crimen / Mas bien, la veracidad de los hechos / Se pierde en una montaña de documentos archivados / Y sin embargo aquí estamos / Analizando las causas menos probables / De arrebatos de locura y miseria. ***  Imagen: Scena Criminis Por José Manuel Lapeira Casas Levitan en el limbo de las lamentaciones Para quien las quiera reclamar para sí Partículas de polvo suspendidas en el espacio A modo de presagios mal intencionados Comparecen en audiencia ante Los descuidos ocasionales del tiempo Que ha detenido las manecillas del reloj Y los haces de luz que se encuentran con la negativa de los vitrales Hasta llenar la sala Con la oscuridad ambigua del alma Partida y enterrada A tres metros por debajo de su propia fe. No hay evidencias ni certezas del crimen Mas bien, la veracidad de los hechos Se pierde en una montaña de documentos archivados Y sin embargo aquí estamos Analizando las causas menos probables De arrebatos de locura y miseria. Todas las alfom

Nanas de la cebolla

 ***Vuela niño en la doble/  luna del pecho:/  él, triste de cebolla,/  tú satisfecho./  No te derrumbes./  No sepas lo que pasa/  ni lo que ocurre.***  Óleo: Hector Wistuba La cebolla es escarcha  cerrada y pobre.  Escarcha de tus días  y de mis noches.  Hambre y cebolla,  hielo negro y escarcha  grande y redonda.  En la cuna del hambre  mi niño estaba.  Con sangre de cebolla  se amamantaba.  Pero tu sangre,  escarchada de azúcar  cebolla y hambre.  Una mujer morena  resuelta en lunas  se derrama hilo a hilo  sobre la cuna.  Ríete niño  que te traigo la luna  cuando es preciso.  Tu risa me hace libre,  me pone alas.  Soledades me quita,  cárcel me arranca.  Boca que vuela,  corazón que en tus labios  relampaguea.  Es tu risa la espada  más victoriosa,  vencedor de las flores  y las alondras.  Rival del sol.  Porvenir de mis huesos  y de mi amor.  Desperté de ser niño:  nunca despiertes.  Triste llevo la boca:  ríete siempre.  Siempre en la cuna  defendiendo la risa  pluma por pluma.