Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Deambulantes

Dos pesetas

La expresión facial de este viejo vale dinero. Vale más, incluso, que las dos pesetas salvadoras que le acaban de poner en la mano.  Son las once y treinta minutos de un domingo que tiene 23 horas. En La Habana, la primera parada de lo que sea nunca está vacía y en la cola de los parados quedamos diez, doce… tal vez quince. El viejo ha llegado con la cabeza gacha, el torso cóncavo y un saco a la espalda. Las ropas se me antojan viejas: no tan limpias como las del resto de los futuros pasajeros, no tan sucia como las de otros tantos que, al igual que él, se mueven por la ciudad a cualquier hora y bajo todo clima, con un jolongo a cuestas cargado de nadie sabe qué. Su mirada inspeccionaba el suelo cuando un muchacho de unos treinta años hizo que lo mirase y, extendiendo la mano, dijo “tome”. El señor no había pedido nada. Solo llevaba a rastras la vista y al hombro el saco. Fue entonces cuando esgrimió ese rostro del que hablo. La cara de un tipo incapaz de encontra