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Mostrando entradas de noviembre, 2020

Alberto Yarini, el "santo" chulo

Cuando las últimas luces del día se extinguieron tras las corroídas y apretadas fachadas del barrio de San Isidro y los relojes marcaron las siete y cincuenta y cinco de la tarde, Alberto Yarini llegó al domicilio número 60 de la calle Compostela para encontrarse con Berta La Fontaine. Pues horas antes había recibido una nota de su propio puño y letra invitándole a verla.  Al llegar, se topó con Elena Morales, una de sus 11 señoras, quien le contó que la joven muchacha de 21 años sin dar muchas explicaciones le solicitó el favor de atender sola la clientela de esa noche. Desconcertado ante la noticia, Yarini y Pepe Besterrechea, su acompañante por pura casualidad, apenas alargaron su estancia para discutir con la concubina algún tema de menor interés y, quizás, tomar un poco de agua o una buena taza de café. Antes de salir a la calle, Elena atinó a adelantarse a los señores para otear el panorama. Sin embargo, no alcanzó a avisar la presencia de varios hombres armados en la acera del f

Sin miedo a las alturas

Óleo: Jeremy Mann A Yanara Si bien no me sofocan las alturas Confieso que me intimida Cuando te descubro en tu afán de sembrar maravillas Recogiendo el polvo cósmico Que nos ha dejado a su paso una estrella viajera. Y yo me quedo aquí en esta orilla, Desafiando cualquier espera, Con tal de encontrarme más allá del ocaso de mis noches Con el milagro limpio de tus labios. Déjame tallar en el panteón de tus recuerdos El precio de estos latidos efímeros Antecedidos por la fuerza telúrica de la sangre Que bombeas a mis venas Derramando el preludio de mil historias Que solo el viento conoce de memoria Y el rumor del rocío de la mañana En donde llega en misa y procesión Un suspiro hasta tu ventana. Líbreme el corazón ajeno De la burocracia de los sentimientos O de redundar en la resaca de otros amores Mucho menos pasionales Hasta que el mundo donde habito, Detenido a la espera de verte llegar, (Como un claro en el pantano de mis dudas) Pueda por fin reanudar. ¡Vamos! Subiendo a cuestas En la

Tarde VIII a ti

Tú sabes que los barcos me vuelven loco. Quizás no me adapto a verlos de cerca porque vivo aún con siete años y por suerte. Tenía tantos de papel… dibujaba los petroleros que se dejaban ver en la bahía, los recortaba y a la gaveta. A veces me conformaba con los humildes de pesca y entonces aplicaba la técnica del doblez. La cuestión es que yo, niño de pequeños barcos de papel, aún no acepto que sean grandes y de hierro y por eso, ya lo sabes, enloquezco si los tengo enfrente. Hace unos días, en lo que esperaba el ómnibus que me llevase al hospital, cerca de aquí, en el embarcadero, me quedé embobado con Josefa, un granelero amarillento-verduzco que anclaba a pocos metros, con visible bandera panameña. Tenía algo raro aunque en ese momento no lo descifré. Solo vi al bote de Prácticos del Puerto realizar una maniobra a su costado y a un hombre gritar, desde abajo, algún recado a un marinero que –creo recordar– se inclinaba un tanto en la baranda para escuchar mejor. Daría cualquier c

Las puertas

“Cuando tus negras puertas se abren pausadas, graves” Arthur Rimbaud Óleo: Emilia Pablo Esteban Descansa aquí a la intemperie, Un portal a otro mundo, Invitando a decir cuando los miedos, Se acobardan por temor a las alarmas, Que proclaman la dulce paranoia, De las noches sin desvelos caducos. La puerta es un atajo de asuntos correlacionares, La retórica permanecerá intacta, Durante las incursiones profanas al léxico, De las misivas intrascendentes. La retórica nos salva del presente No somos más que una parte de la nada, Intentando ser un todo, Para no sentirnos aplastados, En medio de la nada, Un náufrago más en el mar. Flotan sobre mis párpados las visiones, De partículas incorpóreas, Cuando decido si dar un paso más, Hacia la dirección provocativa, Un ente irónico se apodera de mi cuerpo, Y las sonoridades que brotan de tu boca, Hacen vibrar mi alma como las bisagras de un pecado. (Texto: José Manuel Lapeira Casas)

El Capitán

 Para un  buen  profesor... Así lo tienen, así se ha vuelto... El capitán está loco de remate e intenta esconderlo en tanto el barco no llegue a puerto seguro. Sus ojos lo delatan y, por ello, mientras va de timonel, los lleva casi cerrados como quien comanda con los oídos, en escucha de sus marineros o del mar, antes de decidir el rumbo. Frente a sus superiores o el consejo de mando, sus párpados continúan a rastras en el intento preventivo y conciliador de censurar al energúmeno… que quiere desertar, llorar, reír aparatosamente con los graves espasmos de su voz de micrófonos. Y cierra los ojos, reina el control y nada sucede. El capitán teme que lo descubran. Teme que todo se vaya al carajo. Solo en lo desértico de los pasillos de la nave, en la humedad del camarote o cuando habla con marineros carentes de los vicios de contralmirantes y baratos capitanes de fragata, abre sus párpados como dos ventanas inmensas y arranca a pensar en cosas grandes: colores, vida, decencia, regreso

Imágenes de Perú: "Nos están matando"

La policía está disparando perdigones y apuntando al cuerpo. Los videos resultan contundentes y claros. Las imágenes... desgarradoras. Los peruanos protestan por legitimidad en el poder ejecutivo y el legislativo. Llevan tres presidentes en una semana y siguen en la calle. Estas son imágenes tomadas de Twitter. Imágenes que el pueblo peruano ha compartido una y otra vez en el intento de que su lucha no sea silenciada. Aunque los datos oficiales apenas dan fe de dos muchachos muertos, los mensajes divulgados en las redes hablan de que puede haber más. 

Libre albedrío

***¿Qué entenderá la noche de las criaturas / Que encuentran amparo bajo su ala? / Sencillamente se mantendrá / Al margen de las penas / Pues su paladar no gozará el zumo / De la sangre estéril de los apóstoles.*** Imagen tomada de Shary Chavló Por: José Manuel Lapeira Casas Cuando el temor a las alturas Supera la tentación del abismo De lanzar estropicios y cuerpos inertes Que deambulen por los alrededores Y el atardecer con sus colores teje Las nubes en llamas del horizonte, Suele verse, allá en la penumbra, Varios trillos de rocas filosas Rompiendo la monotonía de los acantilados. He rentado un puesto fijo en la feria ambulante Transmuto los días Entre gitanos ambiguos y coleccionistas de antigüedades Y otros tantos infieles de la noche Que se preguntarán al suicidarse las inercias Por el paradero desconocido De las alas despedazadas de las golondrinas Devoradas por la evocación de las sombras que acechan El filo entre abierto de las cortinas. La noche reposa bocarriba Custodiada po

La saeta

Imagen: 123RF Dijo una voz popular: «Quién me presta una escalera para subir al madero para quitarle los clavos a Jesús el Nazareno?» Oh, la saeta, el cantar al Cristo de los gitanos siempre con sangre en las manos siempre por desenclavar. Cantar del pueblo andaluz que todas las primaveras anda pidiendo escaleras para subir a la cruz. Cantar de la tierra mía que echa flores al Jesús de la agonía y es la fe de mis mayores. !Oh, no eres tú mi cantar no puedo cantar, ni quiero a este Jesús del madero sino al que anduvo en la mar! ( Antonio Machado ) Recibe nuestras crónicas y poemas a través de Telegram  

Tu Fantasma

Me decido a tararearte todo lo que se te extraña desde el siglo en que partiste hasta el largo día de hoy. Me acompaño de guitarra porque yo no sé de cartas y además ya tú conoces que ella va donde yo voy. Lo único que me consuela es que uso dos almohadas y que ya no me torturo cuando te hago trasnochar. Otro alivio es que en su árbol los pajaritos del alba siguen ensayando el coro con que te bienvenirán. El teléfono persiste en coleccionar absurdos. Embromarme sigue siendo un deporte universal y la puerta está comida donde la ha golpeado el mundo, cuando menos una buena parte de la humanidad. El cine de enamorados tuvo un par de buenas pistas. Nuestro cavaret privado sigue activo por su bar. Se nos sigue desangrando la llave de la cocina y yo sigo sin canciones, habiendo necesidad. Pueden ser casualidades u otras rarezas que pasan pero donde quiera que ando todo me conduce a ti. Especialmente la casa me resulta insoportable cuando desde sus rincones te abalanzas sobre mí. No exagero

Noche II sin ti

Sobre las 12 de la noche recogí la tendedera o, mejor dicho, casi toda; esa ropa reciclada que compraste y acabarás por no ponerte nunca, que trajiste tan solo para alimentar el reguero y que hay que lavar siempre porque las moscas vuelan o porque la salamandra se rascó la nariz… esas carcasas con eterno olor a escaparate tienen especial talento para quedarse húmedas. Y nada, dormirán fuera esta noche también y la de mañana y la otra… hasta que se sequen sus putos cuellos o, mejor, hasta que me acuerde. Debe ser que estoy sensible porque el calzoncillo que te dije sigue sin aparecer. Aprovechando que no estás, agarré tu guitarra. No te gusta, dices que la desafino, que sientes muchas cosas por ella y que te devuelve a los tiempos de la calle G, cuando la llevabas para hacerte la bohemia delante de los imbéciles de turno. Eso es lo bueno de que no estés: puedo tomar tu guitarra cada vez que me dé la gana. La necesito para hacerme el fresa conmigo mismo. Enfurécete, no me importa

Escena del crimen

 ***No hay evidencias ni certezas del crimen / Mas bien, la veracidad de los hechos / Se pierde en una montaña de documentos archivados / Y sin embargo aquí estamos / Analizando las causas menos probables / De arrebatos de locura y miseria. ***  Imagen: Scena Criminis Por José Manuel Lapeira Casas Levitan en el limbo de las lamentaciones Para quien las quiera reclamar para sí Partículas de polvo suspendidas en el espacio A modo de presagios mal intencionados Comparecen en audiencia ante Los descuidos ocasionales del tiempo Que ha detenido las manecillas del reloj Y los haces de luz que se encuentran con la negativa de los vitrales Hasta llenar la sala Con la oscuridad ambigua del alma Partida y enterrada A tres metros por debajo de su propia fe. No hay evidencias ni certezas del crimen Mas bien, la veracidad de los hechos Se pierde en una montaña de documentos archivados Y sin embargo aquí estamos Analizando las causas menos probables De arrebatos de locura y miseria. Todas las alfom

Los retratos de la virgen...

Óleo: Gilda Sacasas   Retrato de una virgen Ella no sabe bien lo que ha pasado. Él era su amigo, y ahora le ha dicho adiós. ¡Ella que lo veía como el padre, el esposo que iba a ser!  Ahora pasea con otra, van riendo. Ella no entiende pero se ha quedado quieta, como quien espera una orden, o como el agua antes de recoger la imagen del rostro amado. No se ha entregado al llanto. No tiene una alborotada imaginación. Sigue yendo a sus clases. Cuida cosas pequeñas: las libretas, la raya en el orden, igual que el pelo al levantarse. Hace lo mismo que antes, sólo un poco más triste. La luz que la abandona la dibuja un momento. No sabe que está sola. Ese ignorar la guarda. Cine mudo No es que le falte  el sonido, es que tiene  el silencio. Al despertar... Al despertar  uno se vuelve  al que era  al que tiene  el nombre con que nos llaman,  al despertar  uno se vuelve  seguro,  sin pérdida,  al uno mismo  al uno solo  recordando  lo que olvidan  el tigre  la paloma  en su dulce despertar. (

¿Jugamos de nuevo?

*** Estábamos así, descalzos, buscando aquella pelota de cuero perdida debajo de algún carro, jugando todos, cada uno con lo que la economía le daba, cada uno con las creencias que fueran, cada uno con las ganas de siempre ganarle al equipo contrario*** Foto: PanamericanWorld Por: Pablo Sánchez Hace años estábamos así, descalzos, buscando aquella pelota de cuero perdida debajo de algún carro, jugando todos, cada uno con lo que la economía le daba, cada uno con las creencias que fueran, cada uno con las ganas de siempre ganarle al equipo contrario. Hace años éramos pequeños, demasiados para pensar que aquel juego donde todos nos veíamos iguales se iba a olvidar para algunos. Pudiera ser que es cuestión de la vida y el aprendizaje, pero los amigos que un día abrazamos, después te agredían por no pisar el mismo suelo, te separaban por no pensar igual, te esquematizaban por haberte quedado en tu tierra. Cada noche me he puesto a pensar en ese odio que se ha generado y me pregunto si es

Nanas de la cebolla

 ***Vuela niño en la doble/  luna del pecho:/  él, triste de cebolla,/  tú satisfecho./  No te derrumbes./  No sepas lo que pasa/  ni lo que ocurre.***  Óleo: Hector Wistuba La cebolla es escarcha  cerrada y pobre.  Escarcha de tus días  y de mis noches.  Hambre y cebolla,  hielo negro y escarcha  grande y redonda.  En la cuna del hambre  mi niño estaba.  Con sangre de cebolla  se amamantaba.  Pero tu sangre,  escarchada de azúcar  cebolla y hambre.  Una mujer morena  resuelta en lunas  se derrama hilo a hilo  sobre la cuna.  Ríete niño  que te traigo la luna  cuando es preciso.  Tu risa me hace libre,  me pone alas.  Soledades me quita,  cárcel me arranca.  Boca que vuela,  corazón que en tus labios  relampaguea.  Es tu risa la espada  más victoriosa,  vencedor de las flores  y las alondras.  Rival del sol.  Porvenir de mis huesos  y de mi amor.  Desperté de ser niño:  nunca despiertes.  Triste llevo la boca:  ríete siempre.  Siempre en la cuna  defendiendo la risa  pluma por pluma.

El problema

El problema no es/ si te buscas o no más problemas/ El problema no es/ ser capaz de volver a empezar/ El problema no es/ vivir demostrando/ a uno que te exige/ y anda mendigando... *** Oleo: "Tristeza", de Hans C. Franke Para Haroldo Miguel Luis Castro... un hermano. Tú me salvaste con la canción, yo apenas te puedo prestar la letra. El problema no es si te buscas o no más problemas El problema no es ser capaz de volver a empezar El problema no es vivir demostrando a uno que te exige y anda mendigando El problema no es repetir el ayer como fórmula para salvarse. El problema no es jugar a darse El problema no es de ocasión El problema señor sigue siendo sembrar amor. El problema no es de quien vino y se fue o viceversa El problema no es de los niños que ostentan papás El problema no es de quien saca cuenta y recuenta y a su bolsillo suma lo que resta El problema no es de la moda mundial ni de que haya tan mala memoria El problema no queda en la gloria ni en que falten tesón

Noviembre desde Huaraz. Diario de un Médico Cubano en Perú

*** El índice de letalidad al llegar era de 5 por ciento y, tras la intervención de los cubanos el este fue de 2,7 por ciento.*** Mural en Huaraz, Áncash, Perú. Foto del autor. Por: Dr. Mario Héctor Almeida Alfonso Si el callejón de Huaylas tiene la magia geográfica de marcar la diferencia entre la cordillera negra y la blanca, tiene también la suerte de contar con su capital Huaraz. El argot popular la identifica como “presunción” y… ¿cuánto de cierto –o no– puede haber en ello? El pueblo no se equivoca y cada apelativo dado a cada una de las ciudades del valle encierran una verdad.  Recuay Ladronera, Carhuaz Borrachera, Yungay Hermosura, Caraz Dulzura y Huaraz Presunción; esos epítetos y muchísimos más. Al llegar el viajero se sorprende, al andar descubre y al estar se enamora. Se ha trabajado tanto esta semana que solo hoy, robándole tiempo al sueño, con mucho deseo y poco oficio me siento a escribir. La vista es el reflejo del cansancio, se cruzan los renglones y no ayudan ni