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Entradas

Alberto Yarini, el "santo" chulo

Cuando las últimas luces del día se extinguieron tras las corroídas y apretadas fachadas del barrio de San Isidro y los relojes marcaron las siete y cincuenta y cinco de la tarde, Alberto Yarini llegó al domicilio número 60 de la calle Compostela para encontrarse con Berta La Fontaine. Pues horas antes había recibido una nota de su propio puño y letra invitándole a verla.  Al llegar, se topó con Elena Morales, una de sus 11 señoras, quien le contó que la joven muchacha de 21 años sin dar muchas explicaciones le solicitó el favor de atender sola la clientela de esa noche. Desconcertado ante la noticia, Yarini y Pepe Besterrechea, su acompañante por pura casualidad, apenas alargaron su estancia para discutir con la concubina algún tema de menor interés y, quizás, tomar un poco de agua o una buena taza de café. Antes de salir a la calle, Elena atinó a adelantarse a los señores para otear el panorama. Sin embargo, no alcanzó a avisar la presencia de varios hombres armados en la acera d...

Sin miedo a las alturas

Óleo: Jeremy Mann A Yanara Si bien no me sofocan las alturas Confieso que me intimida Cuando te descubro en tu afán de sembrar maravillas Recogiendo el polvo cósmico Que nos ha dejado a su paso una estrella viajera. Y yo me quedo aquí en esta orilla, Desafiando cualquier espera, Con tal de encontrarme más allá del ocaso de mis noches Con el milagro limpio de tus labios. Déjame tallar en el panteón de tus recuerdos El precio de estos latidos efímeros Antecedidos por la fuerza telúrica de la sangre Que bombeas a mis venas Derramando el preludio de mil historias Que solo el viento conoce de memoria Y el rumor del rocío de la mañana En donde llega en misa y procesión Un suspiro hasta tu ventana. Líbreme el corazón ajeno De la burocracia de los sentimientos O de redundar en la resaca de otros amores Mucho menos pasionales Hasta que el mundo donde habito, Detenido a la espera de verte llegar, (Como un claro en el pantano de mis dudas) Pueda por fin reanudar. ¡Vamos! Subiendo a cuestas En la ...

Tarde VIII a ti

Tú sabes que los barcos me vuelven loco. Quizás no me adapto a verlos de cerca porque vivo aún con siete años y por suerte. Tenía tantos de papel… dibujaba los petroleros que se dejaban ver en la bahía, los recortaba y a la gaveta. A veces me conformaba con los humildes de pesca y entonces aplicaba la técnica del doblez. La cuestión es que yo, niño de pequeños barcos de papel, aún no acepto que sean grandes y de hierro y por eso, ya lo sabes, enloquezco si los tengo enfrente. Hace unos días, en lo que esperaba el ómnibus que me llevase al hospital, cerca de aquí, en el embarcadero, me quedé embobado con Josefa, un granelero amarillento-verduzco que anclaba a pocos metros, con visible bandera panameña. Tenía algo raro aunque en ese momento no lo descifré. Solo vi al bote de Prácticos del Puerto realizar una maniobra a su costado y a un hombre gritar, desde abajo, algún recado a un marinero que –creo recordar– se inclinaba un tanto en la baranda para escuchar mejor. Daría cualquier c...

Las puertas

“Cuando tus negras puertas se abren pausadas, graves” Arthur Rimbaud Óleo: Emilia Pablo Esteban Descansa aquí a la intemperie, Un portal a otro mundo, Invitando a decir cuando los miedos, Se acobardan por temor a las alarmas, Que proclaman la dulce paranoia, De las noches sin desvelos caducos. La puerta es un atajo de asuntos correlacionares, La retórica permanecerá intacta, Durante las incursiones profanas al léxico, De las misivas intrascendentes. La retórica nos salva del presente No somos más que una parte de la nada, Intentando ser un todo, Para no sentirnos aplastados, En medio de la nada, Un náufrago más en el mar. Flotan sobre mis párpados las visiones, De partículas incorpóreas, Cuando decido si dar un paso más, Hacia la dirección provocativa, Un ente irónico se apodera de mi cuerpo, Y las sonoridades que brotan de tu boca, Hacen vibrar mi alma como las bisagras de un pecado. (Texto: José Manuel Lapeira Casas)

El Capitán

 Para un  buen  profesor... Así lo tienen, así se ha vuelto... El capitán está loco de remate e intenta esconderlo en tanto el barco no llegue a puerto seguro. Sus ojos lo delatan y, por ello, mientras va de timonel, los lleva casi cerrados como quien comanda con los oídos, en escucha de sus marineros o del mar, antes de decidir el rumbo. Frente a sus superiores o el consejo de mando, sus párpados continúan a rastras en el intento preventivo y conciliador de censurar al energúmeno… que quiere desertar, llorar, reír aparatosamente con los graves espasmos de su voz de micrófonos. Y cierra los ojos, reina el control y nada sucede. El capitán teme que lo descubran. Teme que todo se vaya al carajo. Solo en lo desértico de los pasillos de la nave, en la humedad del camarote o cuando habla con marineros carentes de los vicios de contralmirantes y baratos capitanes de fragata, abre sus párpados como dos ventanas inmensas y arranca a pensar en cosas grandes: colores, vida, dec...

Imágenes de Perú: "Nos están matando"

La policía está disparando perdigones y apuntando al cuerpo. Los videos resultan contundentes y claros. Las imágenes... desgarradoras. Los peruanos protestan por legitimidad en el poder ejecutivo y el legislativo. Llevan tres presidentes en una semana y siguen en la calle. Estas son imágenes tomadas de Twitter. Imágenes que el pueblo peruano ha compartido una y otra vez en el intento de que su lucha no sea silenciada. Aunque los datos oficiales apenas dan fe de dos muchachos muertos, los mensajes divulgados en las redes hablan de que puede haber más. 

Libre albedrío

***¿Qué entenderá la noche de las criaturas / Que encuentran amparo bajo su ala? / Sencillamente se mantendrá / Al margen de las penas / Pues su paladar no gozará el zumo / De la sangre estéril de los apóstoles.*** Imagen tomada de Shary Chavló Por: José Manuel Lapeira Casas Cuando el temor a las alturas Supera la tentación del abismo De lanzar estropicios y cuerpos inertes Que deambulen por los alrededores Y el atardecer con sus colores teje Las nubes en llamas del horizonte, Suele verse, allá en la penumbra, Varios trillos de rocas filosas Rompiendo la monotonía de los acantilados. He rentado un puesto fijo en la feria ambulante Transmuto los días Entre gitanos ambiguos y coleccionistas de antigüedades Y otros tantos infieles de la noche Que se preguntarán al suicidarse las inercias Por el paradero desconocido De las alas despedazadas de las golondrinas Devoradas por la evocación de las sombras que acechan El filo entre abierto de las cortinas. La noche reposa bocarriba Custodiada po...