"Camarada vida,
Vamos
A caminar más rápido"
Maiakoski
Cada viaje -o premonición de lo infinito-
Son los cantares épicos que nos juega la memoria
Enfrascada en odiseas cotidianas.
Tú y yo nos parecemos
Islas rodeadas de mar o magma -depende de quién mire-
Con las mámparas cerradas a las rachas y a las fisuras
Las bisagras oxidadas a punto de ceder
Para abrir paso a un gusto inconfesable por lo grotesco.
Y está ahí el enemigo,
Al acecho de la paranoia de las puertas y las plazas,
En las letras desaliñadas de una pancarta descolorida,
O en el rojo transmutable de la propaganda comunista
Asfixiandose en su propia sangre,
-O mejor aún-
En un espía infiltrado bajo el buró de algún buen camarada del partido.
¿Y dónde están los amigos?
-Se preguntarán algunos-
Los amigos reposan las penas
Como quien descansa el almuerzo
Sobre muebles de mimbre y estambre.
De paso por la avenida,
La ciudad es un laberinto de columnas y oraciones,
Complementadas por averías ocasionales del espacio-tiempo
Como el polvo de luz que se cuela por los ventanales,
Al riesgo de dejarse definir en la penumbra de las llamas voraces
Y el pus de viejas heridas acumuladas,
En el pecho ensanchado de las penurias,
Añejadas con un poco del olvido de los indolentes,
Ya recuerdo a donde iba -Bien-
¡Que despiste el mío!
Presiento que me bajo en la próxima parada.
(Autor: José Manuel Lapeira Casas)
Imagen: Loving Vicent
Comentarios
Publicar un comentario