Ir al contenido principal

¿Jugamos de nuevo?


*** Estábamos así, descalzos, buscando aquella pelota de cuero perdida debajo de algún carro, jugando todos, cada uno con lo que la economía le daba, cada uno con las creencias que fueran, cada uno con las ganas de siempre ganarle al equipo contrario***


Foto: PanamericanWorld

Por: Pablo Sánchez

Hace años estábamos así, descalzos, buscando aquella pelota de cuero perdida debajo de algún carro, jugando todos, cada uno con lo que la economía le daba, cada uno con las creencias que fueran, cada uno con las ganas de siempre ganarle al equipo contrario. Hace años éramos pequeños, demasiados para pensar que aquel juego donde todos nos veíamos iguales se iba a olvidar para algunos.

Pudiera ser que es cuestión de la vida y el aprendizaje, pero los amigos que un día abrazamos, después te agredían por no pisar el mismo suelo, te separaban por no pensar igual, te esquematizaban por haberte quedado en tu tierra.

Cada noche me he puesto a pensar en ese odio que se ha generado y me pregunto si es general, pero al sentarme en este balcón frío de la lejanía escucho latinos hablando, gritándose parce, pana, cuate, compa, en un grito que viaja más de 8000 km, no se respira nada más, solo la ilusión de abrazar a su gente nuevamente en esas palabras.

Así entonces me quedo con las ganas de sentir un "mi hermano", de tener esa pelota de trapo que para todos era el momento más feliz, de tener el viento jugando con nuestro sucio cabello. Me quedo con todo aquello que no sea el odio que nos tenemos hoy, ese rencor que te hace preguntarte cómo llegaste a levantar la voz o darle la espalda al que descalzo como tú, corrió para atrapar la pelota y poder ganar ese juego que tantas noches nos deslumbró.

Tengo mis pies descalzos, toda una calle vacía, y un pedazo de tela viejo que envolver… ¿jugamos de nuevo?

(Tomado del perfil de Facebook del autor)

Recibe nuestra selección de crónicas y poemas a través de Telegram

Comentarios

  1. Gracias por el espacio Ernesto y por dejar la letra llena de verdad

    ResponderEliminar
  2. me encanta tu escrito Mario. Muy a tono con estos tiempos. Sucede que algunas personas olvidan esa etapa en la vida tan especial o simplemente se la perdieron . Si prnsaramos un poquito en lo unido y felices que fuimos con tan poco, no alimentariamos tanto odio y miserias humanas, ahora que renemos un poco mas

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por comentar. Es un tema muy triste y complejo. Pero el escrito no es mío aunque comparto 100 x 100 el criterio; es de Pablo Sánchez. Personalmente creo que hay que practicar más el respeto a las decisiones de otros.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Mejilla seca

Tomo asiento en la calle Que antes de ayer no existía Y veo pasar rostros Que no son mis rostros Y miradas Que no son mis miradas. Quiero preguntar Si acaso eres tú, ¿Me reconoces? Mientras una desconocida Guiña un ojo, Sonríe, dice adiós Y se pierde entre el resto. Pongo ceño arrogante, Bebo un sorbo, Prendo el siguiente cigarro, Alguien me ve, Se asombra, da la mano un beso... Hace años que un hombre No me besa el rostro. La última vez, Miami tenía menos gente, España, Uruguay, México, Chile... Los hombres que besaban mi rostro Se marcharon un día Y al siguiente Prometieron no volverme a besar. Creo entenderlos Y hasta los perdono. Quizás, yo mismo no les volvería a dar   el cuero de mi mejilla, Mas sería mentir Gruñir que no los quiero. Regresé... y no me encuentro. Ni los... Y hasta los gatos de mi vieja casa Parecen tener Más casa Cuando en un tiempo Inmóviles quedan Y al segundo Corren, Como gritando: Tú quién e...

Miserable oferta

Por: Mario Ernesto Almeida Bacallao  ___________ Aunque me adviertas débil y supongas que el vencerme sea sencillo, aunque mis dientes amenacen con desaparecer antes de tiempo y mis manos, huesudas, anuncien con temblor el ansia, te prometo no caer. Por mi sangre corren los ya no muertos, dispuestos todos, y todas, claro está, a tomar por suyas mis manos y por suyos mis dientes y por suyos mis ojos. Sin alardes de macho proveedor, saldré a la caza y la pesca, sembraré un árbol o cuatro o dieciséis y regresaré a la cueva con algo entre las manos, manos apenas mías que ya ni débiles serán, como yo, que tampoco seré débil para entonces. Calculando tiempos agrios, miserablemente eso te ofrezco: la supervivencia. De los pasajes de avión, la carne de unicornio y el clima nevado para noches de lava... tendrás que ocuparte tú, aunque a mi abuelo, el viejo cromañón, la honra le duela. Tuyo nunca, camarada.           ...

Canción del amigo

  Poco te recuerdo: Sin embargo, ahora, quiero elevar un canto enorme de palomas y cantar a tu regreso, que presiento durará un tiempo. Dos años ya es mucho, mucho tarda tu retorno. ______ Poema de Javier Heraud                                                                                                    A Degenhart Briegleb,                                                                                                   dégale para algunos   1 Caminamos mucho tiempo juntos, juntos l...