Ir al contenido principal

Adáptate





Socio, ¿tú sabes si tienen café?

El tipo: esbelto, treinta años, mochila, barba, gorra, ojos saltones... levanta de forma sincronizada los hombros y las cejas en un intento mudo de expresar: "No sé".

No veo el cartel puesto y hago un ademán de irme. Me detiene. 

--Acere... No te vayas así, sin saber. Pregunta.

"Ok", le respondo.

--Buenas noches, ¿tienen café?

--No, no. 

Miro al barbudo y también hago un gesto con mis hombros.

--Del carajo- me dice. Ellos están tomando café los cuatro. Qué descara'os son. Yo porque no tengo ganas. Si no me le quedara mirando fijo y le dijera: pero si tienes ahí, veo. 

--Imagínate tú- le sigo la rima. Y eso que esto es 24 horas.

--Adáptate, chama- insiste mientras cruzamos la calle, justo antes de abordar un P-9. Tu sabes qué aquí to'el mundo es familia de Maceo... la tienen así. 


(Para recibir más historias como esta suscríbete a nuestro canal de Telegram)

Comentarios

Entradas populares de este blog

Mejilla seca

Tomo asiento en la calle Que antes de ayer no existía Y veo pasar rostros Que no son mis rostros Y miradas Que no son mis miradas. Quiero preguntar Si acaso eres tú, ¿Me reconoces? Mientras una desconocida Guiña un ojo, Sonríe, dice adiós Y se pierde entre el resto. Pongo ceño arrogante, Bebo un sorbo, Prendo el siguiente cigarro, Alguien me ve, Se asombra, da la mano un beso... Hace años que un hombre No me besa el rostro. La última vez, Miami tenía menos gente, España, Uruguay, México, Chile... Los hombres que besaban mi rostro Se marcharon un día Y al siguiente Prometieron no volverme a besar. Creo entenderlos Y hasta los perdono. Quizás, yo mismo no les volvería a dar   el cuero de mi mejilla, Mas sería mentir Gruñir que no los quiero. Regresé... y no me encuentro. Ni los... Y hasta los gatos de mi vieja casa Parecen tener Más casa Cuando en un tiempo Inmóviles quedan Y al segundo Corren, Como gritando: Tú quién e...

Miserable oferta

Por: Mario Ernesto Almeida Bacallao  ___________ Aunque me adviertas débil y supongas que el vencerme sea sencillo, aunque mis dientes amenacen con desaparecer antes de tiempo y mis manos, huesudas, anuncien con temblor el ansia, te prometo no caer. Por mi sangre corren los ya no muertos, dispuestos todos, y todas, claro está, a tomar por suyas mis manos y por suyos mis dientes y por suyos mis ojos. Sin alardes de macho proveedor, saldré a la caza y la pesca, sembraré un árbol o cuatro o dieciséis y regresaré a la cueva con algo entre las manos, manos apenas mías que ya ni débiles serán, como yo, que tampoco seré débil para entonces. Calculando tiempos agrios, miserablemente eso te ofrezco: la supervivencia. De los pasajes de avión, la carne de unicornio y el clima nevado para noches de lava... tendrás que ocuparte tú, aunque a mi abuelo, el viejo cromañón, la honra le duela. Tuyo nunca, camarada.           ...

Canción del amigo

  Poco te recuerdo: Sin embargo, ahora, quiero elevar un canto enorme de palomas y cantar a tu regreso, que presiento durará un tiempo. Dos años ya es mucho, mucho tarda tu retorno. ______ Poema de Javier Heraud                                                                                                    A Degenhart Briegleb,                                                                                                   dégale para algunos   1 Caminamos mucho tiempo juntos, juntos l...