Ir al contenido principal

Mariposas en el patio. La pequeña historia de Anay

Desde hace cerca de tres meses, Anay Torres Castellanos –32 años, Santa Isabel de las lajas, Cienfuegos, Cuba– entiende que su patio tiene algo de magia. 

Fue Kriss, su hija de cinco años, quien la ayudó a descubrirlo y así, cual si se tratase de una aventura familiar, vieron cómo las plantas se llenaron de orugas enormes y coloridas, cómo las propias plantas casi pierden las hojas y cómo los dichosos gusanos se transformaron en crisálidas.

A los pocos días volvió a aparecer en el patio cienfueguero una prueba más contundente de esa magia que les digo: Anay y Kriss resultaron testigos directos de la concreción de la metamorfosis. 

Mariposas negras y naranjas salieron de sus capullos y estiraron las alas posadas en el limonero o en la mata de campanas.

Ni los viejos de la casa habían visto en toda sus vida que algo semejante ocurriera en aquel rincón de Santa Isabel de las Lajas. Los vecinos también mostraron su sorpresa. 

Anay comenzó a circular las fotos con los conocidos para ver si alguien le daba un nombre, hasta que llegaron a la conclusión de que se parecía mucho a la monarca y ello fue motivo de júbilo. 

Se sintió orgullosa de su patio, de sus plantas con hojas mutiladas, de sus mariposas libertas que ya andaban revoloteando por ahí, pero no se conformó y quiso la confirmación de un profesional. 

De WhatsApp en WhatsApp, las imágenes llegaron a manos del profesor de la Facultad de Biología de la Universidad de La Habana, Alejandro Barro, especialista en estos “maquillados bichos”.

Por una parte, el académico confirmó que las mariposas monarcas viven en Cuba y que también llegan ejemplares procedentes de los Estados Unidos. “Sin embargo, la que se ve en la foto es la Danaus gilippus, otra especie diferente”, concluyó el amable estudioso.

En días recientes, Anay volvió a contar a varios de sus amigos que la magia había vuelto a ocurrir en su peculiar patio, donde la también llamada mariposa reina volvió a aparecer en forma de larva, de manera aparentemente tan inexplicable como la primera vez.











Fotos cortesía de Anay Torres Castellanos

Comente qué piensa sobre lo que ha leído. 

Comentarios

  1. Ustedes son privilegiadas al disfrutar d esa maravilla d la naturaleza. Han sido recompensadas por cuidarla y amarla. Mis agradecimientos al profesor. Gracias por la publicación. Cecilia

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Provincianismo, viaje y capital

Para vivir la experiencia de la capital -de la “urbe capitalina”, como la llaman los cronistas de la época- el cubano “del interior” debe pasar primero por la experiencia del viaje, que como ustedes saben es uno de los grandes temas de la literatura desde los tiempos de la Odisea. Por favor, no vayan a preguntarme lo que significa ese interior porque tampoco sabría qué responder; aquí uno puede nacer y vivir toda la vida en un pueblo costero y no obstante ser “del interior”, es decir, de “tierra adentro”. Pero volviendo al tema, entre nosotros ha existido siempre la doble necesidad del viaje, el de la colonia a la metrópoli y el de la provincia a la capital, el tránsito del mundo rural al urbano, entendido como un tránsito de la barbarie a la civilización. Por cierto, a fines del siglo XIX los autonomistas cubanos solían ir en peregrinación a Madrid buscando el apoyo de sus cofrades españoles, y como para eso tenían que “cruzar el charco”, los separatistas los llamaban sarcásticamen

Canción del amigo

  Poco te recuerdo: Sin embargo, ahora, quiero elevar un canto enorme de palomas y cantar a tu regreso, que presiento durará un tiempo. Dos años ya es mucho, mucho tarda tu retorno. ______ Poema de Javier Heraud                                                                                                    A Degenhart Briegleb,                                                                                                   dégale para algunos   1 Caminamos mucho tiempo juntos, juntos llegábamos al colegio, juntos dejábamos la bicicleta, peleábamos juntos, hablábamos, jugábamos, reíamos juntos como siempre y como ahora.   2  Es imposible  situarte  exactamente.  No  recuerdo el  preciso momento  en que nos  vimos,  seguramente  fue en las  aguas mutuas de  la infancia. (Un banco, una pequeña carpeta, no sé). Pero mucho tiempo hemos andado juntos: años que parecen otoños fríos, días como rayos, fuegos como imágenes.   3 Pero ya no me acuerdo de ti. Es claro todos pueden decirme, qu

Soneto para un gato público

Por Mario Ernesto Almeida Bacallao __________ Tengo un gato, qué alarde, un gato tengo que se filtra como agua entre tejados... gato diurno, nocturno y descarado que usurpa mi comida y no retengo. Enamorándome del gato vengo, gato que en mi puerta al mediodía maulla, que da poco cariño y mucha bulla; así es el gato que en verdad no tengo. Y es que ¿quién soy para decir que un gato que a mis caricias solo cede a ratos es propiedad de mi persona insulsa? Sé que en el barrio nadie "tiene" al gato, aunque suele volverse un garabato, entre los pies de todo el que lo endulza.