Por: Mario Héctor Almeida Alfonso
Ayer amenazaba con ser un día tranquilo. Habíamos sido llamados al lobby del hotel por las clásicas cuestiones de documentos y firmas, y ello convertía a la tarde, que por demás era fría, en algo monótono.
Sin embargo, sobre las seis pasado meridiano un pequeño grupo de profesionales peruanos, como arquitectos, médicos… que se formaron en Cuba, llegaron a la estancia para hacer un donativo y, de esta manera, expresar su agradecimiento para con nuestra pequeña Isla.
Venían representando a la Asociación Peruana de Graduados en Cuba y también a familiares y amigos que, de una forma altruista, dieron dinero para comprar medios de protección, que sin dudas serán muy útiles en nuestro futuro inmediato, cuando por fin comencemos el enfrentamiento a la Covid-19 en esta tierra de montañas.
Peruanos que entregaron donativos a médicos cubanos. |
Expresaron su gratitud. Los nombres de Martí, Fidel, Celia… eran repetidos por cada uno de ellos. De manera mística estaban aquí. Un nudo en la garganta resultó entonces sinónimo de “me tocaste el alma”. Y era cierto. Tal como escribió Fito Páez, nosotros vinimos a ofrecer el corazón y ayer ellos, en buena medida, nos dejaron un pedazo del suyo.
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Aplausos, gritos de ¡Viva Cuba! ¡Viva Perú!, la jocosidad de ambos pueblos más las palabras finales y emotivas de nuestro embajador, piedra angular en que se concretase esta misión, convirtieron la tarde gris de una Lima en cuarentena, en tarde gloriosa llena del ya recurrente calor humano.
Publicado en Cubahora
Fotos: tomadas de cuenta en Twitter de Asociación Peruana de Graduados en Cuba.
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