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Regatear un libro



Por: Eduardo Grenier Rodríguez

El sudor de las manos humedece de forma leve el papel. Hace sol. En la acera aparecen ubicados en columnas todo tipo de libros, revistas, periódicos, mamotretos raídos por el hambre de las polillas, máquinas de afeitar, mandos de TV, agujas de coser... Libros buenos, libros que nadie jamás leería ni siquiera ebrio, y pacotilla, mucha pacotilla.

Parecen organizados, pero quien detiene la mirada -y los sentidos-, cosa difícil entre el gentío irracional de esta esquina de 23 y J, Vedado, se percata del desastre escondido ante los ojos del espectador indiferente. Un policiaco de Maurice Leblanc, el último diamante de Heras León, una revista Bohemia, el Granma del 17 de diciembre (carísimo e insólito demandado periódico Granma), Herejes, Padura, Martí, Kafka, mucha mierda, otra vez Padura, La Novela de mi vida... me cago en... Por qué me tiene que pasar esto a mí.

Ver eso ahí, cogiendo sol, un libro casi llorando en las penurias del polvo de las guaguas que salen de la parada pletóricas de... de gente. Y uno casi diciéndole con la vista que lo llevaría, pero que no tiene dinero, que cien pesos son mucho, que en la beca están dando picadillo de... no sé, pero hay que comer aunque sea pizza, que lo tienes digital, que no te gusta leer digital pero como no hay dinero ni bibliotecas decentes tienes que hacerlo...

-Eh, amigo, ¿cuánto cuesta?

El señor de gorra se acerca raudo y me dice lo que ya sabía. Cien pesos por ser a ti, casi nuevo, ahorita me lo lleva cualquiera de ahí, eso es una joya...

-Pero mire, señor, yo solo tengo 50.... bla bla bla

-Lo siento muchacho. La vida está muy mala y ese es un libro de referencia.

Y uno se va cabizbajo, como aquel chubasco en una tarde de sol, como un gringo en una rueda de casino, como si fuera yo por la orilla de la playa a las 9 de la noche y no por esa locura de 23 a las 2 de la tarde. Regatear un libro en 23... Un libro. Leer es crecer. La lectura estimula, enciende, aviva... Martí inquieto en su tumba en Santa Ifigenia. Y yo regateando el crecimiento, el estímulo, la candidez humana. Ese viejo es un sabio del carajo. La vida está muy mala.


Texto y foto tomados del perfil de Facebook del autor.

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