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Diario de un Médico Cubano en Perú III. Viajando a Nuevo Chimbote.



Por Mario Héctor Almeida Alfonso (Texto y fotos)

El PCR resultó para todos la noticia del día. “Esperen a que se les llame en la habitación”. “Ya pueden bajar”. 
Entrada la tarde, supimos que debíamos estar listos a las seis y quince de la mañana siguiente para partir hacia los diferentes destinos.

Otra noche de insomnio. Primero, porque quise arreglar mi viejo sistema operativo UBUNTUS, con el cual me he adaptado a trabajar desde que adquirí la laptop, por allá por julio del 2013 en la ciudad de Luanda, Angola. No estaba actualizado y signifcó tarea titánica la que emprendieron de forma mancomunada un compañero de la brigada y un amigo en Cuba. Segundo, porque había que recoger las maletas y eso, como solemos decir, es otro rollo.

Logré bañarme sobre las diez de la noche y acariciar el sueño por un rato para estar despierto casi toda la madrugada.

A las seis y treinta estábamos en el lobby del hotel, todos desayunados y listos para el viaje. A un colega matancero se le ocurrió tomar una foto con los coterráneos. “Cuidémonos todos que en la Atenas de Cuba nos esperan”, se escuchó.

El ómnibus partió una hora después. El trayecto en nuestro caso fue por carretera y a medida que nos alejábamos de la imponente Lima y su centro metropolitano, los contrastes se sucedían. A mi memoria… Luanda. Los matices. Las diferencias.

Bordeamos el continente hacia el sur y a cada rato el Pacífico se nos presentaba magestuoso, tanto como las altísimas montañas y las zonas desérticas combinadas con verdes cultivos.  Impresionante la laboriosidad de este pueblo… que ha logrado cosechar en un paraje así. Bravo por ellos. 



Fueron alrededor de siete horas de viaje, pero siete horas tranquilas, sin mucho cansancio ni contratiempos, debido a la comodidad del vehículo y la profesionabilidad de los choferes, que condujeron impecables como si la encomienda hubiera sido llevar carga valiosa a puerto seguro; de esa forma nos hicieron sentir.

Al arribar a Nuevo Chimbote –así se llama este distrito del departamento de Áncash– las autoridades nos recibieron y otra vez escuchamos sobre la satisfacción de que estuviéramos ahí y el agradecimiento infinito. 

Nuestro jefe de brigada, por su parte, insistió en el compromiso de Cuba para con todos los pueblos del mundo.

Publicado en Cubahora.



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